ETF: ¿Qué son, cómo funcionan y cómo invertir?
Ahora que estoy involucrado de lleno con el diseño de la Cartera360 toca, más que nunca, aclarar conceptos básicos para establecer una buena base de entendimiento y empezar a llenar las bolsas.
Por suerte, en la época actual no hace falta vestirse de traje como estos tres de arriba e irse al NYSE a negociar grandes cantidades de dinero y a entender como se mueve el capital (no intentes batirles, porque no podrás).
Lo hacemos desde el sofá con el Substack en el móvil.
Si alguna vez has querido invertir sin complicarte la vida eligiendo acciones individuales o pagando comisiones altas a gestores de fondos, los ETFs pueden ser justo lo que necesitas.
Son “baratos”, diversificados y fáciles de entender. Pero antes de que empieces a mover ficha, voy a desglosar el concepto paso a paso de forma sencilla.
¿Qué es un ETF?
ETF son las siglas de "Exchange-Traded Fund" o lo que se conoce como un Fondo cotizado en bolsa.
La mejor forma de imaginarlo es como una bolsa de assets (acciones, bonos, materias primas, cripto, etc.) que puedes comprar y vender en la bolsa como si fuera una acción (a diferencia de los fondos tradicionales).
Aquí un ejemplo del Vanguard S&P 500 ETF, donde aparece el listado de holdings (participaciones según empresa):
La gracia de todo esto es que estos fondos suelen replicar el comportamiento de un índice, como el S&P 500 o el NASDAQ 100, sin que tengas que comprar cada una de las acciones que componen esos índices.
Ventajas clave de los ETFs
Diversificación al instante: Compras un ETF y, de un golpe, tienes exposición a unas cuantas o cientos de empresas. Es como invertir en muchas acciones a la vez sin volverte loco analizándolas una por una.
Bajos costes: A diferencia de los fondos gestionados activamente, los ETFs suelen tener comisiones bajas, lo que significa que una mayor parte de los beneficios acaban terminando en tu bolsillo.
Transparencia y simplicidad: Como replican índices conocidos, siempre puedes saber exactamente en qué estás invirtiendo.
Liquidez: Se compran y venden como acciones, lo que permite entrar y salir rápidamente.
Flexibilidad: Puedes operar con ellos en cualquier momento del día.
Desventajas de los ETFs
Nada es perfecto, y los ETFs también tienen sus pegas:
Fees de compra-venta: Aunque las comisiones de gestión son bajas, cada vez que compras o vendes un ETF pagas comisiones al bróker.
Fiscalidad menos ventajosa: En algunos países, como España, los ETF distributivos actúan como una acción pagando dividendos, por lo que tributan al momento del cobro.
Riesgo de liquidez: No todos los ETFs tienen la misma facilidad de compra-venta. Algunos pueden ser difíciles de vender en mercados con poco volumen.
Riesgo de seguimiento: A veces el ETF no replica perfectamente el índice, lo que puede generar pequeñas desviaciones en el rendimiento.
¿Cómo funcionan los ETFs?
Cuando inviertes en un ETF, estás comprando participaciones en un fondo que a su vez invierte en una serie de activos.
La idea es simple: si el índice sube, tu ETF sube. Si baja, tu ETF también baja.
La mayoría de los ETFs siguen el comportamiento de un índice específico, lo que elimina la necesidad de "adivinar" qué acciones van a subir.
Ejemplo de la secuencia lógica:
Compras un ETF que sigue al S&P 500.
Si el S&P 500 sube un 10%, el ETF también sube un 10% (menos una pequeña comisión de gestión).
Si el S&P 500 cae un 5%, el ETF también cae un 5%.
Sencillo, ¿verdad?
¿Por qué los ETFs han ganado popularidad?
Accesibilidad: Con unos pocos clics, puedes comprar ETFs desde cualquier broker.
Costes bajos: La competencia entre proveedores hace que las fees sean mínimas.
Protección del inversor: Incluso si la empresa que gestiona el ETF quiebra, los activos del fondo están protegidos legalmente.
Transparencia total: Siempre sabes en qué estás invirtiendo (recomendable revisar los holdings de cada ETF)
Liquidez: Puedes comprar y vender ETFs en cualquier momento (con el mercado abierto).
Tipos de ETFs
Al principio, los ETFs eran mayoritariamente de gestión pasiva, es decir, su objetivo era simplemente replicar un índice como el S&P 500 o el Euro Stoxx 50.
Pero con el tiempo han surgido diferentes tipos, aquí menciono algunos:
ETFs sectoriales: Invierten en sectores específicos como tecnología, salud o energía.
ETFs inversos: Ganan dinero cuando el mercado cae.
ETFs apalancados: Multiplican los movimientos de un índice, por ejemplo, si el S&P 500 sube un 1%, un ETF apalancado puede subir un 3%.
ETFs de commodities: Siguen el precio de materias primas como el oro, el petróleo o el gas.
ETFs de criptomonedas: Reproducen el comportamiento de activos como Bitcoin.
ETFs de gestión activa: No se limitan a replicar un índice, sino que buscan batirlo a través de estrategias activas.
¿Por qué no has oído hablar antes de los ETFs?
Pues básicamente porque a los bancos tradicionales y a los asesores financieros no les interesa, porque no les generan tantas comisiones como los fondos tradicionales.
Además, los gestores de ETFs no pagan comisiones por la venta de productos y a su vez ofrecen comisiones muy bajas a sus inversores, por esta razón no suelen ser noticia en los medios financieros.
¿Cómo empezar a invertir en ETFs?
Elige un bróker: Necesitas una cuenta en una plataforma que te permita comprar ETFs. Algunas opciones populares incluyen Interactive Brokers, DEGIRO, MyInvestor o eToro.
Define tu estrategia: ¿Quieres un ETF que siga el S&P 500? ¿Prefieres un ETF de tecnología? Hay miles de opciones.
Empieza con poco: No necesitas una gran suma para comenzar. Puedes invertir con cantidades pequeñas y aumentar con el tiempo.
Mantén la calma: La clave del éxito en la inversión en ETFs es el largo plazo. No te asustes por las fluctuaciones diarias del mercado.
Wrap-Up
Según se ha diseñado la Cartera360, la inversión en ETFs es una forma sencilla y económica de invertir sin complicarte demasiado la vida.
Son ideales para quienes quieren diversificación, bajos costes y flexibilidad.
Por lo tanto, una parte de tu portfolio (si vas a largo plazo) debería estar en ETFs. Serás tu mismo quien decida en cuales invertir o sientes más interés.
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